Sunday, February 11, 2007


Te miras al espejo sin contemplar tu reflejo. Piensas en las últimas noches, en el sofocante calor de una pequeña estufa que te recuerda la asfixia de tu vida de antaño. La palma de tu mano se pega a su idéntica, que busca con la misma velocidad acercarse a tí, recorrer tu cara y bajar a tu cintura. Cierras los ojos y oyes la música, las notas que suben y se pegan al techo, para luego caer en picada sobre tu cuerpo. Ese sonido tan congruente, el sol y el fa que se entrelazan de forma tan erótica, tan surreal, te obligan a abrir los ojos de nuevo, a ver tu rostro esbozando una sonrisa, a ver como tu piel arde, como tu pecho parece contener con fuerza un corazón que desea salir y vivir su vida lejos de tí.

Fe, miedo, culpa, amor,arrepentimiento, locura....te ves y no te ves, abres y cierras los ojos mientras la música llega a su fin; se eleva el volumen, las notas gritan, tu mano se aleja de aquella y se cierra. Quieres reirle al reflejo, quieres que vuelva a sonar mil veces, quieres verte y contemplarte, quieres estrellar tu culpa en el espejo, quieres ver finalmente al otro lado lo que te has merecido siempre.

Te miras al espejo. Susurras que esta vez si vas a creer. La música empieza a sonar de nuevo.

1 comment:

jorge a. said...

No Carmen, no debemos vivir con miedos, habrá que aprender a vencer esos fantasmas, si bien no estamos excentos de las putadas, es bien cierto que los momentos inimaginables eso son, instantes, duren lo que tengan que durar, al final se trata de recorrer caminos y compartir, dure lo que tenga que durar.